Más Allá De Orión

En 1948, tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania, quedó completamente devastada y dividida en tantas zonas como países aliados habían intervenido en el derrocamiento de Hitler, y su nefasto gobierno nazi. La nueva situación de post guerra no fue mejor que la vivida seis años antes. Los supuestos “nuevos amigos” no tardaron en mostrar sus verdaderas intenciones blandiendo la desvergonzada bandera del eufemismo por la que exigían cuantiosas “reparaciones de Guerra” por los servicios prestados a la Humanidad. No tardaron en reaparecer las irreconciliables posturas entre el sanguinario capitalismo de los EEUU de Roosevelt y el fanatismo comunista de Stalin, y como en las fábulas de los hermanos Grimm, un muro fue construido, uno tan enorme como la estupidez de sus constructores, un muro que se comportó como se comportan los muros, separando a las personas, y con ellas al amor, la ilusión, la paz, la evolución y al más molesto de los inquilinos posibles; la razón. A un lado de la tapia se instaló el capitalismo